Qué si quería saber que era lo que me daba de comer y me pagaba las facturas? Pues trabajo de tal. Su cara reflejaba la sorpresa, y no porque mi trabajo sea deshonroso, o falta de decoroso, o algo extraño. Esperaba que llevase una empresa, que fuese una mujer de éxito. Tal vez no soy la directora de una marca en expansión, ni tenga mi negocio, tampoco ganó miles y miles de euros, pero tengo claro que soy una triunfadora en la vida. Luchó cada día y me supero en cada nueva experiencia w historia que me ocurre.
Su sorpresa me hizo sonreír, y sus espectativas también. Y tales conclusiones de mi vida o trabajo, el caballero había llegado por mi forma de explicarme , por mi cultura, educación, conversación y forma de ser. Y más aún si cabe al conocer mis aficiones y mi planteamiento en la vida.
Fue una conversación de lo más interesante y no porque le pude interesar como mujer, que no insinuó tal cosa en ningún momento, sino porque sentí que estaba tan a gusto como yo. Como todo lo bueno se acaba, tuve que retirarme con la sensación agridulce en el paladar, de que no había sabre adoro ni mitad del manjar. La conversación la hubiese alargado, y creo que hubiese pasado el tiempo y seguiríamos sentados y charlando.
Fue educado y se retiró antes incluso de que me pudiese despedir. Y como supo dejarme las pistas adecuadas para encontrarle y poder mantener contacto, fue fácil seguiré el rastro.
No sé si leerá estas líneas aunque espero que si pues prometió leerme, o si no lo prometió, sugirió que lo haría. Así que si alguna vez vuelves por mi tierra, esta vez al gintonic invito yo, para mi un whisky por favor. El lambrusco lo dejamos para los jóvenes .....
Y tú que haces en la vida?
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