martes, 29 de octubre de 2019

Tu caricatura

Mirarte una y otra vez, y no ver más que a un niño asustado.
No cuentas tu vida, no dejas que te conozcan. Demasiado hermetismo con y para la gente que te rodea.
Caminas como volando, y olvidas que lo importante son los pasos que das. Hacia donde vamos y lo que hacemos durante el viaje.
Vistes de marcas caras, y no eres más que el que compra en el mercadillo y va limpio a trabajar.
Olvidas que no es solo la prenda que vistas, sino la actitud. No te vale la ropa de Zara, tiene que ser Dolce Gabbana. Y todo ello sale de un pequeño sueldo.
Un día de estos me tengo que sentar contigo, y que me cuentes como estiras el dinero, porque por muchos números que hago, incluso teatros, mis finanzas menguan  con mucha rapidez.
Ansias tener el último modelo de móvil, como si ese aparato te diese un estatus emocional.  La última cámara de fotos, aunque nunca la saques de la funda. Las gafas, da lo mismo que te sienten bien, siempre y cuando lleven el logotipo y sean las más caras de la tienda.
Te inyectas botón, esperando que el paso de tiempo se borre de tu cara. Y también difumina quien realmente eres.
Los años pasan, y te quedaste estancado en tus treinta. Intentas aparentar cuarenta, cuando pasas mucho de los cincuenta. 
Te machacas en el gimnasio, para mantener el tipo. Tampoco comes, para traer raya tus setenta y siete quilos.
Te gusta que te miren, que admiren lo bien vestido que vas, lo mucho que te ha costado cada prenda, hasta la interior. Y dejas en el olvido, que lo importante es quien eres en tu interior.
A veces pienso, que algo que dejaste allá de donde vienes, te hizo una mella enorme en el corazón, y sueles cada día cierta ausencia con bienes banales.
Gastas por encima de tus posibilidades, vives de tu imagen de fantoche. Terminas por ser una caricatura de ti mismo, un peter pan venido a menos.
Terminaras sólo y rodeado de ropa carisima, que no te dará calor, solo mucha tristeza y Soledad.