miércoles, 7 de septiembre de 2016

Sabes?

Sabes una cosa?  Ya me he cansado de aguantar tus malos humores,  tu silencio cuando te enfadas con el mundo. No quiero volver a entender. Me he hartado de ponerme tus zapatos, tu ropa y vestirme de empatia. 
La fortaleza no es aguantar carros y carretas y actuar como si nada me hiciese daño. Si, soy fuerte, pero mi fortaleza no está en seguir de pie cuando me atacan, sino en levantarme cada vez que me caigo y no dejar nunca de levantarme. 
Tal vez, y digo tal vez, los últimos acontecimientos sean causa de tus inseguridades,  pues no encuentro otra explicación posible. Aunque debo apercibirte de que, siempre existe un punto de inflexión,  y este es el mio. 
Puedes hacer lo que te venga en gana, saltar, reír,  callarte, chillar y las demás ocurrencias que  te pasen por la cabeza, pero no esperes a que me inmute. 
Y una última cosa, más bien es un consejo, no te lo tomes como una amenaza,  pues es simplemente una realidad; valgo más por lo que callo que por lo que cuento. Así que, deja de tocarme las narices que empiezan a inflarseme y me están entrando unas ganas de estornudar mierda que no veas. Ya sabes... haz lo que creas conveniente. 

sábado, 3 de septiembre de 2016

Llamadas.

Al final todo se reduce a lo mismo, la gente te busca cuando está  sola, cuando necesita algo de ti.
Ya se que es de mal gusto, eso de generalizar. Pero mucha de las personas que me rodean funcionan así.
No voy a negar que tengo buenos amigos y amigas, los cuales no necesitan una razón para llamame o para verme.
Lo que me ha llevado a la conclusión, anteriormente afirmada, es la sucesión de hechos y llamadas de personas requiriendo algo de mi. Ya sé, estamos en una sociedad en la que primero se piensa en uno,  después en uno y por último en otra persona. Eso choca con mi forma de ser, en la que suelo preocuparme por los demás y muchas veces olvidarme de mi.
He estado de vacaciones y he desconectado del mundo, del trabajo, de familia, del movil. .. y cuando me he conectado de nuevo, me encuentro con mensajes y llamadas.
Eso sería genial, saber que se preocupan por ti, pero no. Muchas de las llamadas eran para pedirme algo, otr@s saber porque no les conté  a donde me fui, y por último algunas para reclamarme que no estaba mi hombro para llorar.
Pues bien, caballeros y señoritas, esta sucursal de empatia, está de vacaciones y no sabe cuando volverá, ni se le espera. Pasen bien día.