Tendemos a juzgar a los demás a través de nuestros propios ojos y eso nos lleva a no conocerlos realmente. Deberíamos quitarnos nuestras gafas y ponernos las de ellos, y mirar con el color de sus ojos y así nos resultaría más fácil ver los que ellos ven.
Preferimos buscar explicación a sus actos colocados en nuestro pedestal de la verdad, y olvidamos que no hay verdad absoluta, sino circunstancial.
Y es que no nos gusta que nos juzguen a Buenas y a primeras, y menos aún sin conocer nuestra problemática personal, y sin embargo lo hacemos nosotros mismos con referencia a otras personas.
Cada uno, tiene unos ojos, y con un color característico, y con una tolerancia a la luz y a lo bello y feo que nos rodea. Y aunque miramos lo mismo, cada uno aprecia diferentes matices en las cosas. Y no por ello uno ve más que otro o ve mejor.
No me pongo en los zapatos de los demás, una de las razones porque nunca me sientan como a ellos. Y tampoco presto los mios, una de las razones es que uso tacones muy altos y no todos se desenvuelven con soltura cuando se los ponen. He optado por intentar ver lo que los demás ven, y así es más fácil entender les a ellos y a sus acciones.
Y al mirar de esa manera he descubierto nuevas cosas que estaban ahí y que me habían pasado inadvertidas todo este tiempo. Hoy he mirado a través de unos ojos azules, que tanto tiempo me insistía en que dejará de ver con los mios marrones por un instante. Y he visto más claro muchas cosas que no apreciaba, he visto el arco iris, y hasta el cielo más claro y más azul. Y es que es un esfuerzo que merece la pena, y tiene pequeñas recompensas, como entender a quien te importa y que tantas veces te ja enseñado las fotografías de lo que sus ojos ven y no percibía más que sombras desdibujadas.
Y tú, has mirado con mis ojos?
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