domingo, 27 de marzo de 2016

Confianza

La confianza, ese frágil elemento de nuestra vida que cuidamos con esmero y que un instante puede resquebrajarse. Es delicada y al mismo tiempo fuerte. La confianza empieza por nosotros mismos,  que la reservamos para entregarla a quien creemos que no nos traicionará. La otorgamos con reservas, con miedos, pero una vez dada, es casi ciega. Lo que ocurre es que se rompe cuando alguien juega con ella, o sin jugar se le cae y crea una fisura que aunque parezca mínima siempre deja rastro en el tiempo. 
Me cuesta confiar, abrirme, en enegar mis miedos. A veces soy excesivamente reservada, y cuando me abro, y cuento,  primero con timidez y luego poco a poco con más soltura, es porque se ha creado un vínculo con esa persona. Por ello no confío de buenas a primeras, y todo ella lleva un proceso largo. Y con el tiempo, dicha confianza se ve vulnerada, me crea frustración,  soledad y una cierta rabia por confiar en quien no supo valorar mi desnudo.  Ya sé que somos personas y eso es cometer errores, y viene en nuestro adn, pero hay errores de los que se pueden pedir perdón,  ha lar de los ue ha pasado e intentar solventarlo,  aunque las cosas no vuelvan a ser igual. Lo que más duele, no es la traición en si, sino la falta de empatia y la falta de humildad para decir lo siento, perdona. 
No es sólo confianza, es la forma de actuar cuando por el motivo que sea, se rompe o se aja, o simplemente hay una ligera fisura... La mejor forma de actuar es ser  con los demás como quieres que sean contigo....

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