Todos sin excepción metemos la pata alguna vez. Muchas de ellas sin ser conscientes de ello, lo cual no nos exime de sentirnos mal e intentar arreglarlo. Y en otras ocasiones somos conscientes y no lo podemos evitar.
Cuando ocurre, que el desconocimiento o la falta de prudencia,hace que digamos o hagamos lo indebido, la sensación de frustración por hacer daño sin querer, es más grande que el propio error en si. No sabes cómo arreglarlo y te sientes peor por no haber visto las cosas. Y te más rabia aun si cabe.
Lo que nos diferencia a unos de otros es la forma de reaccionar ante los errores y los malos entendidos.
Unos esconden la cabeza, en plan yo no he sido, o escurriendo el bulto de sus actos. No aceptando que somos humanos y nos equivocamos. De tal equivocación nadie está libre.
Otros cuando se equivocan, se visten de pobrecitos y así por mucho que el ofendido quiera enfadarse o exponer sus ideas de tal enfado, termina por callarse y tragarse el mal rato.
Y hay otras personas que no saben como arreglar el entuerto. Incluso a veces de tanto querer solucionarlo, lo estropean más. Pero cuando algo tw duele, buscas sanar la herida, aunque olvidas que primero debe cicatrizar.
Los seres humanos nos equivocamos, y no una, sino mil veces y otras mil. Debemos aceptar nuestros errores , aprender de ellos y disculparnos con quien hemos ofendido, pues queremos el mismo trato para con nosotros. Y no estamos libres de volver a fallar....así es la vida un acierto lleno de equivocaciones.
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