miércoles, 24 de junio de 2015

San juan

San juan, no hay lugar que se precie, y más si es a orillas del mar, que no lo célebre.  Hogueras hechas de trozos de leña, de deseos que imaginamos  que son elevados al cielo y algún día serán realidad.  Llenas de pensamientos y pasiones que no compartimos más que con nosotros mismos. Cuánto más alta sea la llama , más fuerte es nuestro anhelo. 
Es que la noche de San juan es mágica,  no sólo por nuestras ganas de que sea así,  sino porque tiene un magnetismo especial. 
Cuando puedo , me acerco a la costa y me siento a ver arder las hogueras a la luz de la luna. A los jóvenes, y tan jóvenes, abandonados a la mezcla de fuego, alcohol y fiesta, que saltan las llamas, piden deseos y disfrutan de la noche más corta del año. 
Este san juan , me acordé de una de las veces que estuve en la playa,disfrutando del espectáculo del fuego con el ruido del mar de fondo. Ese recuerdo, me lleva  a las playas de Castellón. Fue una de mis primeras hogueras, y hoy me viene a la memoria, y la verdad esta noche no me importaría estar allí,  sentada en la toalla, mirando al mar, y que sólo la danza de las llamas y la luz ante la oscura noche, me hagan salir de mi ensoñamiento. Me sentaría alejada del ruido, de las risas d e los jóvenes,  de las charlas de los mayores,solo el fuego , el mar y yo. Invocaria a los dioses, repetiría las plegarias hasta que el roce de la brisa impregnase mi recuerdo de la playa, del olor a mar y del fuego que se quiere apagar y no se puede. 
Esta noche, más que ninguna, he llamado en silencio al destino del corazón, a todo eso que guardo y es hora de que aflore. Esta noche no pensé, soñé.  
La noche de San juan , es mágica y por momento estaba en la playa, arropada por los brazos de noche, acurrucada por el vaivén de las olas y con un solo nombre en el pensamiento..... Tú.  

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