sábado, 6 de junio de 2015

Maria. vuelta a casa

Mientras devoraba los kilómetros,  pensaba como le hubiese estado allí cuando él  se abriese los ojos. Verle sin ser vista, observar su reacción de no entender nada. Miró  el teléfono de reojo y siguió conduciendo.
No sabía que deseaba o que prefería. Le gustaría que el llamase? Para qué?  Nunca admitiría sus mentiras. O si? 
Y si llamase, como debiera reaccionar? 
Su cabeza iba a mil, hasta tal punto que casi le supone un disgusto que solo quedó en susto. Conducir y pensar mucho no es una buena combinación.  
Era una cobarde por no quedarse, o el cobarde era él  que tanto tiempo le había recreado un mundo irreal y estuvo jugando con sus sentimientos? Difícil de responder. Maria era consciente que parte de la culpa era suya,   había permitido que el jugase con ella. Le descubrió en más de una ocasión, y sin embargo calló, dejando que el siguiese con su decorado irreal. 
No llamaría y eso era lo que la salvaba de dar explicaciones de su huida. Seguía ensemismada, con la atención en cualquier lugar menos en al carretera. Tal era su completo buceo por la búsqueda de explicaciones a si mosma,  que no escuchó  el teléfono.  De nuevo se encendió la pantalla, y está vez el sonido la sacó de ese ensueño que estaba padeciendo. 
Sin mirar quien era descolgó.  Era él.  Hola....
Hola? No había entendido la nota? 
Hola, ya levantado?
Era una conversación  absurda. Cómo alguien te llama después de que en cierto modo le.mandes a tomar aire fresco? Maria le daba vueltas, pero si el llamaba, habría que ser educada y responder. 
Así transcurrieron unos segundos que a ella le parecían eternos.  Se libro como pudo de seguir hablando,  la excusa era perfecta, estoy conduciendo.  
El aceptó , la instó  a hablar en cuanto ella parase.  Por primera vez no quería parar,  quería seguir conduciendo. No deseaba hablar con el y menos aún darle explicaciones.  Lo extraño era que ella no habiendo hecho nada se sentía como hiciese la peor maniobra. 
No sé detuvo.  Siguió conduciendo hasta que el combustible se lo permitió. Paró,  y no lo llamó.  Siguió su ruta, camino a casa, camino a una realidad tangible, una realidad que conocía,  la tocaba, la olía cada día.  
De nuevo un mensaje, ya era el catorce desde su salida, no respondiera al primero y dejara  de leer en el quinto.  Todo era muy extraño. 
Un tímido letrero anunciaba lo cercana que estaba el fin del trayecto. Otro mensaje. Continuaba pensando que no era buena idea responder, si el no quería reconocer, ni admitir, ella ni era nadie para obligarlo a hacerlo. Maria sólo ansiaba ser feliz,  empezar algo con cimientos, no que le regalasen el oído sin hechos diarios.  
Díez kilómetros y ya en casa. Aparcó, entró en casa y lo primero que hizo, fue tirarse en el sofá.  Necesitaba su aroma, impregnarse de los que había construido  con mucho esfuerzo. Ni quería jugar a las mentiras de nuevo, a creerse historias llenas de metáforas que no eran más que deseos jamás llevados a cabo. Otro mensaje. 
Abrió el.movil, casi sin mirar y escribió.  Acabo de llegar, no es buen momento , cansada y desubicada.  El insistía en hablar. 
Mañana será otro día.  
No, no. No quería, ni le apetecía, ni era el momento. Otro mensaje. Apagó sin mirar quien le había escrito, ni lo que. Necesitaba desconectar y conectarse a la vez. 
El sueño le vencía. Antes de dormir, tenia que consultar con la almohada , razonar con ella misma y pensar lo que pasaría mañana. ..pero ahora no, ni  hoy Y hoy necesitaba desconectar, quien sabe si mañana  el gris era sol y las nubes se habían disipado ? Mañana sería mañana, otro día.  

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