Reconozco que de camino al local en que quedáramos, estuve tentada en más de una ocasión en llamar y darme la vuelta. Como en otras ocasiones pudo más mo compromiso que el cansancio, así que seguí caminando, eso y que me prometieron que nos retiraríamos temprano.
Desde el primer momento la noche primera entretenida y me alegré de haber decido ir. Descubrí un vino que desconocía, y como amantes del buen yantar y el buen beber, disfruté de él desde el primer sorbo.
Me llevaron a un local nuevo, abierto hacia ya unos meses, pero para mi nuevo. Era de esos locales con un encanto que te atrapa desde el momento uno, parecen desordenados y percibes que todo esta calculado y el el lugar adecuado. Unos cócteles después, y antes de acabar la noche, ya nos habíamos puesto al día de los meses de ausencia de vernos. Teníamos en mente retirarnos temprano y descansar, aunque las noches nunca acaban como planeas.
Me ausenté un ratito y al volver mi amiga estaba animadamente de charla con el dueño del local y otro caballero. Me los presentó y se ausentó ella. Me encanta conversar y cuando alguien tiene buena conversación me atrapa y esta persona tenía conversación.
Mi amiga es funcionaria, aunque sigue estudiando, y me parece una persona culta, aunque a veces discrepo mucho con sus puntos de vista. El caso es que la conversación se animó y terminamos dándole un repaso a lo divino, humano y a lo demás allá. Los caballeros se quedaron con nosotras y seguimos hablando, y las horas pasaron y ya no me retiraría temprano.
Uno de los caballeros y yo entablamos una conexión, verbalmente hablando, y creo que nos podría dar el amanecer y no cansarnos y seguir teniendo de que charlar. No sé si soy buena conversadora, aunque me gusta compartir inquietudes, y escuchar lo que los demás tienen que decir. Y ese fue el caso, y así, una noche que no esperaba que fuera más que una noche normal, se transformó en una noche especial y en la que además de hacerme sentir genial, me piropearon la mente y me hicieron recordar que tengo más que ofrecer de lo que pensaba. Y como siempre, confirmé que las cosas nunca son como esperamos, ni acaban como empiezan.


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