jueves, 9 de abril de 2015

La primera vez

La primera vez que te enfrentas a una hoja en blanco, no lo piensas, empiezan a fluir a salir sentimientos,  frustraciones y algún demonio. Se hacen letras silenciosas, que solo recobran vida cuando alguien, o tu mismo las lee. Salen de forma natural, atropelladamente, sin orden, alborotadas. 
Has abierto la caja de Pandora de tus emociones , y saltan de su encierro, de la opresión de no exteriorizar las. 
La primera vez que escribes, escribes para desahogarte, decir a través de la mano o que callas, eso que se atraganta en la garganta.  Nos cuesta expresar ese amor que el miedo nos ha hecho creer que no nos es correspondido, y ni siquiera hemos averiguado si es real. 
La primera vez , escribimos sobre nuestros miedos, esos que ya son como nuestros amigos íntimos, que lo saben todo pero no sabe como ayudarnos a cambiar. Esos miedos que vienen casi en el adn, y que a veces no son más que granos infectados que con un poco de alcohol se desintegran. 
La primera vez,  es algo íntimo,  personal. Algo con nosotros mismos.  Esas letras no se las dejamos leer a nadie, y si lo hacen sin nuestro permiso nos sentimos traicionados, violados íntimamente. . Y todo ello es causa de un sentimiento de vulnerabilidad,  y el ser humano lleva muy mal el sentirse vulnerable, ya que se cree débil y fuertemente expuesto a que le hagan daño. 
La primera vez escribimos sin pensar, dejando salir lo bueno , lo malo. Escribimos lo que ko tenemos valor a decir de voz, esas opiniones y sentimientos que guardamos. Esos escritos no lo releemos,  quedan olvidados en algún cajón y son rescatados por casualidad y casi son recordar ser los autores de ellos.  
La primera vez es un gesto de exteriorizar íntimamente, llenos de pudor, de ser leídos y opinados.  Miedo a no sentirse entendidos, criticados y a fin de cuentas vulnerables. 
Con el tiempo,  los que alguna vez nos enfrentamos a esa hoja en blanco de manera inconsciente,  empezamos a escribir desde dentro, sacando las vísceras,  las penas, las alegrías,  las angustias, los sueños, y por supuesto los demonios.  
Después de una primera vez, hay una segunda, una tercera... y el ejercicio de escribir se convierte en una manera de conocerse a uno mismo y poco a poco con una manera de expresarte y de comunicarte con los demás. 
Y de una primera vez....termino siendo un blog diario, algunas veces con parte de mi alma y otras con parte de ti, de él,  de ella, de vosotros que me leéis.  







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