martes, 14 de abril de 2015

Como cuesta decir....

Cómo  cuesta decir, no puedo más?  Esas palabras se me atragantan en la garganta sin poder salir.  Las empujó hacia abajo y terminan por golpearme una y otra vez en el estómago.  Me doblo  del dolor, y aún así sigo caminando sin rendirme. No me creo con derecho a detenerme , a pararme un instante para recuperar fuerzas. 
Llevo tanto tiempo tirando hacia adelante, luchando contra corriente  muchas veces, que he olvidado lo que es que te lleve la marea sin mover un músculo.  
Como toda lucha , como en toda batalla, todo guerrero tiene que parar y decir basta hasta el próximo asalto. Y ahora me toca a mi , no decirlo sino detenerme,  tomar aliento y descansar.  
Soy humana , de carne y hueso. Con un corazón que late, bombea sangre y tiene sentimientos que afloran por los rasguños del cuerpo a cuerpo del día a dia. 
Ya no puedo seguir, ya no me quedan fuerzas y eso me hace sentirme débil,  vulnerable.  Siempre he luchado sola, y así la lucha está condenada a la derrota. Nadie es por si solo un superhombre e invencible, lo que hace a una persona invencible es el grupo, la comunidad, la unión entre varios y el compromiso. 
Me paro. Me siento y observo.  Y la vida continua , la lucha no detiene. Nadie es imprescindible aunque necesario, y mi caso no iba a ser distinto.  
Cómo cuesta tanto decir no puedo  más?  Pues no puedo más,  por lo menos por ahora. Necesito recuperarme, reponer fuerzas,  alimentar cuerpo y alma y delimitar luchas,  dejar las innecesarias y las ajenas, y unirnos por un bien común y aceptar ayuda . Nadie es más ni menos por no poder, ni por reconocer que necesitamos los demás.  
Me paro

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