lunes, 30 de marzo de 2015

Cansancio que me puede...

Cuando el cansancio me puede, solo atino a desvestirme y mal. Hay días en los que el cansancio me acompaña desde  buena hora de la mañana y no la dejo hasta que acabe el día .
Acumulamos rabia,  desencuentros sin resolver con otros y con nosotros mismos, dudas que no nos atrevemos a resolver. Incluso cargamos con los problemas de otros, con sus agobios. Tenemos horas de falta de sueño, horas de trabajo de más.  Todo eso y más se carga en nuestro hombros y en nuestra mente.
Estos días el cansancio me vence, el día empieza con fuerza, no con las fuerzas necesarias pero con fuerzas. Según avanza noto el peso del cansancio que me acompaña desde que me levanto. Me faltan horas, o como digo a veces tengo demasiadas cosas que hacer, y más que haría si pudiese.  No paro un segundo o si que paro, pero no siento estar perdiendo el tiempo.  Y cuando llega la noche tengo ganas  de tumbarme o voy ya tumbada. Al final estoy tan vencida que caigo redonda.
Mi momento de relax, es cuando os fantasmas se despiertan, cuando los humanos duermen, me gusta disfrutar del silencio y reorganizar mis pensamientos, y estos días no llego a ese momento.  El cansancio me vence y antes de que pueda disfrutar de ese instante, morfeo me visita  y me recuerda que voy cargada, exceso de equipaje y por mucho que yo quiera resistirme al final caigo rendida ante sus poderosas razones.
Así que cuando el cansancio me vence y morfeo también, no llego a desvestirme... duermo con la ropa y con el cansancio pegado al cuerpo.Y a la mañana siguiente sigue ahí,  fiel  a no dejarme hasta el día que decida tener vacaciones o comprarle un billete de ida sin retorno.... y así pan los días.


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