domingo, 1 de febrero de 2015

Autoestima

Hubo un tiempo, en que pensaba que había cosas que no eran para mi, o que yo no alcanzaría ciertas cosas o metas. A todos nos ha pasado, y no una vez sino muchas. 
Según pasa el tiempo, cambiamos el chip, algunas personas siguen pensando igual, y por lo que actúan de una forma que no las beneficia. 
No recuerdo ni como ni cuando, pero llego un momento,  en que acepte que si estaba allí era porque así debiera ser. Que si algo me ocurría o dejaba de ocurrir, era porque o me correspondía, o porque realmente no era eso para mi. 
Por que voy a pegarme contra una pared,  porque las cosas no salgan cómo tengo previsto? Las cosas salen como salen, y así hay que tomárselo. Disfrutarlas al máximo, ser capaces de aceptar los giros que toman las cosas, y ser conscientes que un camino u otro, ese sería donde debiéramos estar. 
Cuando empiezas a quererte, a aceptarte, es cuando las cosas no te superan, las situaciones por complicadas que sean empezamos a sobrellevarlo mejor. 
Alguien me dijo que eso es madurez, pero hace poco leí una frase de Chaplin, y creo que recibe otro nombre....
"Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima. chaplin"
Eso se llama autoestima, y si tengo la autoestima en el lugar correspondiente, en un lugar alto. Me empecé a querer, a admitir mis cosas buenas, y a enfrentarme a las malas. Empecé a disfrutar del lugar, a relajarme con lo que la vida me ofrece, a sacarle provecho a la tortilla quemada, a darle la vuelta y que esté buena y apetecible. 
Cuando empecé a ser realista y saber mirar la vida, a no regodearte en la desgracia, a ponerme una sonrisa, a vivir cada día como si una sorpresa fuese,  una sorpresa solo para mi. 
Aceptar no es resignarse, aceptar es poder enfrentar... Y la autoestima,  eso recuperé,  cuando me empecé a querer. 

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