Cuando llevas toda tu vida alimentandonte de migajas que caen del mantel de la comilona de otros. Y de repente te llega un gran banquete no sabes comer. Instintivamente te pones en el suelo, al lado, esperando los restos que les sobren a los demás.
Puede que te miren, que te invite na levantarte y sentarte a la mesa. Puede que paren de comer hasta que te acomode de nuevo y ellos esperen a que tu empieces a comer. Pero la mayoría te mirará. Miradas de estupor, de desprecio, de desidia , de incomodidad. Miradas de incomprensión, de indignación pero se quedaran en miradas. Pocos se levantarán para que te sientes, pocos te dejarán su sitio para que lo ocupes tu. Pocos te enseñarán a comer, a disfrutar de lo que te corresponde. Pocos...
Ese tú y solo tú el que se debe levantar, dejar de comer las migajas de otros. Eres tú y solo tú el que debe saber preparar su comida y despues disfrutarla. Sólo tú tienes que aprender a que nadie está por encima de otro, y que cada uno ocupa su lugar y tu sitio no lo ocupa nadie.
Deja ya las migajas es hora de darse un banquete . ...
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