Los hermanos mayores siempre son una referencia para los pequeños. Se mezcla parte de admiración y de envidia. Eso mismo le pasaba a María. Los primeros años era la pequeña, tenía una hermana mayor que ella, dos años y medio. Y su hermano mayor, que le llevaba siete. A él lo miraba como si de un rey se tratase. Era inteligente, y sus respuestas eran como las de un sabio, o así lo creía María.
En él veía una figura a seguir, un ejemplo. Y como torre alta que era, se desmoronó inevitablemente. Pero esa es otra historia, mais bien otro capítulo que contaré más adelante.
Ella jugaba al futbol, a los vaqueros, a las guerras de las galaxias... siempre con su hermano y con los demás chicos. Se sentía uno de ellos. A veces pienso si era por seguir a su hermano y este se sintiese orgulloso, o porque ella se sentía bien así, siendo un chico.
La relación con su hermana fue siempre diferente. A ella le gustaban las muñecas, que María a la primera de cambio, le cortaba los trajes o el pelo, según se terciara. Y con ello lo que conseguía era una bronca y los chillidos de su hermana mayor.
No le gustaba jugar con ella, le parecían aburridos sus juegos y más aún perder el tiempo viendo la tele, cuando se podía respirar aire, mancharse en la tierra y chapotear en los charcos.
María era una niña inquieta, y con corta edad seguía las aventuras de su hermano como si fuese uno más. Todos esos riesgos tenían a veces consecuencias no del todo agradables para ella. Una ocasión, le siguió subiendo un árbol cercado por un alambre, él consiguió subir a lo alto sin problemas, pero para ella era complicado, y sin desistir intentó subir. Lo logró, pero cuando estaba arriba, perdió el equilibrio y se resbaló, quedando rasguño da por el alambre. La herida de guerra, su primer herida, se saldó con varios puntos en la mejilla y en la nariz. La marca aun se le nota ligeramente hoy por hoy, aunque ella la disimula con gran habilidad.
En la infancia, María como los demás niños jugaba y que mejor que con sus hermanos. Y con el paso del tiempo, los juegos cambiaron y la perspectiva de las cosas también.
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