Las historias de princesas y de príncipes maravillosos , es para niños y niñas, y para algún mayor que crea en la magia de la felicidad perfecta. Así pensé siempre, olvidando me que ni en los cuentos existe la perfección, aunque a simple lectura lo parezca.
Y en cualquier historia por triste que sea, por difícil y falta de momentos felices, existe la magia y hay una princesa y un príncipe que se aman.
La princesa no av siempre vestida de Prada, o de Armani. Normalmente la princesa actual, viste de Zaragoza o del mercadillo de los domingos. No busca un príncipe, pues no cree en los. Los pocos que ha conocido habían falsificado el carnet y fingieron excesivo tiempo ser quienes no eran. Y ella ilusa solo pensaba que ya era hora de que algo bueno le tocase.
La princesa ya no espera a su príncipe sentada, mirando por la ventana. Sale a buscarse la vida, a no depender de nadie. Es una guerrera y luchadora.
Pero a base de golpes y traspiés, se vuelve ruda y casi se camufla con los hombres. Ha sellado su corazón, esperando no abrirlo para no volver a sufrir.
Lucha, cae,se levanta, camina, sufre, sobrevive y cada día se hace más fuerte por fuera y más débil por dentro. Y así siguen, así transcurren sus días. Y de repente un caballero armado, con armadura roda y desgastada, la mira y ve a la princesa que hay debajo de tanto traje y capa.
Como es norma, ella huye, sin esperar a que pasará. La princesa está segura que los príncipes azules solo son d os cuentos. Y tiene razón, aunque los verdaderos príncipes, ni son azules, ni visten hermosos trajes y normalmente tienen las manos llenas de heridas y de marcas por su lucha diaria. Con mucha paciencia el príncipe va despojando a la princesa de sus miedos,de sus demonios. Y sin darse cuenta ella se va rindiendo al encanto de ese ser que supo ver más allá de los trajes y postureos.
El príncipe rescató a la princesa y ella sin saberlo, le estaba salvando a él. Y ella volvió a creer que podía ser feliz, que ya le tocaba lo bueno y que a veces no es el cuento, es quien lo vive. Ella decidió vivir.
Los cuentos con finales felices no existen. La felicidad está en el camino y recorrerlo con el príncipe o mendigo, eso es lo de menos, pero compañero que quiera caminar junto a nosotros.
Ya has encontrado a la princesa o al príncipe? Búscal@, y si l@ encuentras no l@ dejes escapar.
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