domingo, 9 de febrero de 2014

Secretos

Secretos, todos tenemos alguno; puede que no sean morbosos, pero todos guardamos alguna cosa para nosotros mismos con el suficiente recelo como para no contársela al primero que pasa. Algunos días nos levantamos con ganas de gritar  al viento todo lo que nos oprime el corazón. Abrimos la ventana y al intentar hablar, no sale ningún ruido. Demasiado tiempo guardado que ya no sale nada, están anclados en el alma. Los secretos, no tienen que ser grandes cosas ni que no se puedan contar, son importantes para nosotros y de uno u otra forma, nos cuesta hablar de ello. Al pasar los años y ver con perspectiva el momento en el que sucedieron, nos es más fácil sacarlos afuera, comentarlos  y quitarles el polvo.
Cuando guardamos tantas cosas para nosotros mismos, olvidamos que terminan por encallarse. En algunas ocasiones llegan a estar tan dentro que nos olvidamos de ellos, hasta que algo sucede un dia sin más y vienen con fuerza renovada. Y guardarlos dentro se hace incomodo, necesitamos hablar de ellos y compartirlos.
Otras veces, no se encallan, siempre están en la superficie, y rascan cuando menos lo esperamos y en las ocasiones menos propicias. Y termina pasando , que al final los tenemos que  airear.
Los secretos secretos son, nuestros propios o de otros, por mucho que queramos siempre terminan por salir, por descubrirse. No hay secreto que pueda estar oculto toda la vida. Lo mejor es guardar alguno, pero no demasiados, y si puede ser, que sean pequeños ya agradables, los amargos mejor no guardarlos echarlos al wáter y tirar de la cadena.
Algun secreto guardo, y estoy pensando que los escribiré en un papel, lo meteré en una botella y cuando me acerque al mar la lanzaré. La marea lo llevará lejos, y aunque  si alguien lo lee, puede que sonria, o se sorprenda, o tal vez me busque... o no pase nada, pero yo ya no tendré ninguno guardado en el corazón.

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