lunes, 17 de febrero de 2014

Abejas y competencia

La competencia no es mala y nos hace estar alerta. Soy muy competitiva y por lo tanto muy exigente conmigo misma. En lo laboral todos debiéramos de tener una poca, así no nos acomodariamos e intentariamos reciclarnos y luchar por mejorar.
En lo personal,  no se si es tan buena, tampoco debiera ser del todo mala. El problema empieza donde se ven fantasmas donde no existen.  Hay relaciones que se vuelven peligrosamente dañinas porque una de las partes se ve amenazada por la otra, la ve como una competencia. Esto pasa sobretodo en amistad entre mujeres, no lo entiendo como mujer que soy, pero ocurre.
Nunca he competido a esos niveles, cada una es como es y cómo quiere ser. Alguna vez me he visto en medio de esas guerrillas y no fue agradable. El mayor conflicto que lleva estas situaciones es que empiezan por tonterías. Normalmente todo comienza por lo mismo, porque en todo enjambre siempre hay una abeja reina o que se cree tal. Ella goza de todo los privilegios de tal estatus, y cuando llega una nueva abeja empiezan los problemas. No tiene que ser más joven, ni más guapa, llega con que llame la atención de alguno de los machos del reino, o que alguna abeja trabajadora le parezca interesante lo que tiene que contar, y ya está montado el lio.
Las abejas reinas suelen ser bastante orgullosas y con un punto de prepotencia, lo cual les impide intentar conocer a la nueva, es rival y al rival ni agua.
Si esto se queda en anécdota no pasa nada, pero siempre termina por traer consecuencias y bastantes...
Hay otras veces que la alarma no salta por una nueva, sino por una que ha estado ahí, pero por circunstancias nunca ha sobresalido y de repente recupera su seguridad y como las flores empieza a entender sus pétalos. Y el color vivo y su fragancia deja a pocos indiferentes. Al principio la abeja reina sigue ejerciendo de mentora, hasta que se siente amenazada y comienza la guerra tranquila pero bien definida en su estrategia.
Al final llego a una triste conclusión, y es que toda abeja reina esta llena de temores y miedos, que oculta con gran maestría y la disfraza de seguridad y de buenos consejos. En el fondo no es más que una abeja más que esta sola y esa soledad le supera y no puede admitirlo.
He decido ser una abeja independiente, nunca me han gustado los enjambres. Y las reinas en general me recuerdan a los cuentos de Disney, malvadas y un poco amargadas.  Me voy a buscar un campo libre y allí volar y disfrutaré del néctar sin que me digan cuando, como o donde debo libar. No quiero competir ni que compitan conmigo.


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