miércoles, 26 de febrero de 2014

La mochila

Todos cargamos una mochila a nuestra espalda. Cada uno lleva la suya, y la llenando de cosas. Metemos recuerdos, frustraciones,  anhelos, demonios, deseos, fracasos, emociones, sentimientos y muchas más cosas. Según pasa el tiempo dicha mochila se va haciendo más pesada y nos cuesta despojarnos de ella. Lo malo pesa más que lo bueno, y nos encorba sin poder hacer otra cosa que caminar a duras penas.
Llega un momento en que dar un paso nos agota y tenemos que descansar. Buscamos un lugar apartado e intentamos poner la mochila en el suelo. Nos cuesta, pero al fin la pasamos y la abrimos, y es como abrir la caja de Pandora, salen truenos y relámpagos que yacían olvidados, la cerramos de golpe y proseguimos el camino.
Continuamos caminando con un peso a nuestras espaldas que nos gustaría no llevar. No podemos compartir mochila, aunque nos ofreciesen ayuda para ello, aunque la llevará otro el peso seguiría en nuestra espalda.
Cuando tomamos conciencia de lo que hay dentro de la mochila, y de lo que podemos prescindir, de lo que nos podemos enfrentar, el peso se aligera.
Hace tiempo, llevaba una mochila muy pesada, tan pesada que no me dejaba ponerme derecha. Me agotaba, no me dejaba disfrutar del paisaje, siempre mirando al suelo. Un día llegue a una playa, me senté y me enfrente a aquella mochila. La pose en la arena y muy despacio fui sacando uno a uno todo su peso. Con el mar de fondo desperdicie todo aquello entre algas, conchas y arena. La marea subió y arrastró mar adentro todas mis pertenencias. Me quedé mirando como iban desapareciendo poco a poco. Y después de mucho tiempo sentí quietud y miedo a la vez.  Me dormí acurrucada por la brisa marina y al despertar solo encontré la mochila vacía.
Me levanté y me alejé caminando descalza por la arena. Allí quedaron muchos trozos de mi pasado, y cuando el presente me carga la espalda, vuelvo a la playa a despejarme de ellos y que el mar los engulle.
Ahora viajo ligera de equipaje y llena de buenas sensaciones. La vida es corta cómo para arrastrar fantasmas y pesos innecesarios. Párate, quítate la mochila y vacía su peso. Caminatas más ligero y disfrutarás más del viaje.


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