sábado, 11 de enero de 2014

La más bella del jardin

Alguien me preguntó una vez cual era mi flor favorita. Mi respusta fue obvia, una rosa. Es la flor más bella, hermosa, fuerte y segura y envidiada por las demás. Su mayor belleza reside en sus espinas, no hay rosas sin ellas. A pesar de la luz que desprende, sus espinas recuerdan que no todo es fácil o sencillo. Son reflejo de sus miedos, de sus logros, de su sufrimiento, de sus luchas. También es su encanto, pues como pincha no todo el mundo es valiente para acercarse, acariciarla, temor a ser dañados por ella.
La rosa puede parecer arisca, altiva y en el fondo es todo lo contrario. La hay de multitud de colores, rojos, amarillos, granates, rosas, blancos, ... Pero mi preferida es la negra. Es más difícil de encontrar, pero como las meigas haberlas hailas.
Su belleza es extraña, rara, diferente e incriblemente magnética.
Si tienes una en el jardín, no oses cortarla, no por miedo sino porque el mayor placer es verla crecer libre. Estas rosas no lucen en el jarrón, se marchitaria rápidamente, necesita el aire, ser mecida por el viento, que la lluvia la empape y que el sol caliente sus pétalos y hojas. Sus espinas no dañan simplemente la protegen cuidadosamente.
Si tienes una así, o has decidido poner una en el jardín, mimala, riegala y sobretodo déjala crecer libre y bailar con el viento....


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