viernes, 26 de septiembre de 2014

Ignorante?

Prefiero ser ignorante que recurrir al insulto fácil, como manera de tener razón. Cada uno tiene sus ideas, y suelo ser muy tolerante con las de cada uno. Tal vez, mi defecto es que intento tener conversaciones amenas y quitar hierro a temas que si los tomo muy en serio se convertirían en discusiones filosóficas, con personas que no saben ni quien era Platón.  Además me equivoco al pensar que la gente es como yo, que dicen lo que piensan a la cara y más cuando hay un lazo de amistad o de confianza. Y no, la gente es muy de jiji, jaja, jefe, y a la hora de la verdad,  van a lo suyo y si pueden dejarte con el culo al aire, hasta ponen el aire acondicionado para que la pulmonía que pilles sea de las buenas.
Pues bien, el otro día, en esas charlas que tenia con mis compás de trabajo, hablábamos de que las cosas pasan por casualidad, cosa que no creo. Les comentaba que para mi las casualidades no existen, que todo tiene una razón, aunque en ese momento no la sepamos. Y les contaba mi accidente de hace unos años, y tal y cual, jiji jaja.... Y de repente una compañera me dice... Y no crees en Dios,  después de haberte salvado milagrosamente?
Me quedé sorprendida por la pregunta, y le dije... Creer en Dios o no,  no es la cuestión, además creer en Dios porque me salvó,  según tu, me parece ser oportunista.
Ella siguió con su argumento, es que ahí te demuestra el poder de Dios, y que el no te permite que te pasara nada.
Antes de seguir con lo que le conteste, hago un inciso, en que cada uno cree en lo que quiere, y no soy quien para opinar de las creencias de nadie, y que nadie se ofenda por mis palabras.
Mi casa,  era un poema, estaba sorprendida por sus palabras, y corta ni perezosa, con la espontaneidad que me caracteriza le solté...  Lo que es Dios es un poco hijo de p... porque me salva a mi, y deja que maten a niños inocente, permite violaciones...
 Se levantó y me dejó con la palabra en la boca. Al rato me la encontré y le dije... Perdona no era mi intención ofenderte, pero tu argumento es igual de válido cómo el mio.
Me miró,  aireada, y me sentenció...  Es el argumento que usáis los ignorantes, y tu eres un poco.
Y le propusedialogar, y que me argumentara su postura, y en lugar de eso, ni me miró,  se giró y me cerró la puerta en las narices.
Me sentí tonta, lo que había empezado cómo una conversación distendida, se convirtió en un pequeño abismo. Mi intención no fue ofenderle, y si lo hice me disculpare en cuanto tenga ocasión, pero no me gusta que me traten con desprecio, y menos que al dejarme con la palabra en la boca se vayan riendo por el pasillo cómo si la loca se quedase sola.
Cada uno tiene una opinión, una creencia, o una manera divertida la vida, y todas son respetables, ni la mía es perfecta ni quiero cambiar la tuya. Aunque si sabemos  dialogar y entendernos,  toda convivencia es más fluida.
Ignorante no sé,  pero a dialogar siempre estoy dispuesta. Y la vida es ya muy seria como para tomarse todo tan tan a la tremenda.






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