martes, 11 de noviembre de 2014

Ni eres tu ni soy yo

Las mujeres, como norma general, hablamos y hablamos, y explicamos mil cosas en poco tiempo, mucha información que ellos ya desconectaron en cuanto hemos empezado a hablar. No meto a todos los hombres en el saco, aunque a la mayoría si, así que no empecéis a ofenderos.
La desconexion de ellos, viene dada con la facilidad que nos enrollamos a la hora de contar algo, y más cuando estamos molestas con algo,  o por lo menos yo. Es que,  en mi caso tardo en arrancar, pero cuando lo hago es difícil soltar el acelerador y pisar freno.  Es que una discusión conmigo tiene mucha tela.  Y una conversación depende de como,  también.
Mi madre me dice a menudo que sería una buena abogada,  puede ser, aun no sé porqué plante dicha carrera. Y  creo que mi madre tiene razón, porque cuando estoy en esas conversaciones, diálogos o como queráis llamarlos, intento siempre llevar al contrario a mi terreno, y creo que la por eso el adversario desconecta de mi disertación.
Aunque gane dicha batalla dialéctica, no es justificación, para que cuando les hable a ciertos caballeros no presten atención, o simulen prestarle y no ser el caso. A veces les dejo que crean que me han engañado demostrando un fervoroso interés por mis palabras. Y otras me divierto,  preguntándoles, o sugiriendo que han aceptado algo que jamasharian ensoñación normal.
Muchas veces hablo, no para que me escuchen,  sino para pode oírnos en voz alta ciertos pensamientos, pues si espero la empatia por parte de ellos, no es que vaya apañada, es que me cansaría de esperar.
He intentado que me expliquen su desconexion, no sólo ante mi, sino ante su madre,  hermanas,...Solo hay ese interés,  si con el pueden... Ejem,  ejem... Ya me entendéis.
No todos los caballeros, tienen esa capacidad de desconexion, ni todas las mujeres hablamos por los codos sin sentido, es solo una generalización,  que mis amigas femeninas me cuentan,  que les ha pasado a alguna vecina. Al igual que mis amistades masculinas, no entienden a ese sector masculino que no sabe cuidar, escuchar,  y prestar la suficiente atención a las mujeres que los rodean. Nadie hace nada, siempre es el vecin@.





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