jueves, 19 de noviembre de 2015

Querido guerrero

Querido guerrero...
Así te veo, como un guerrero de lustre armadura, lleno de honor y ética en el campo de batalla. Un guerrero al que le puede la obligación antes que la devoción.  Lleno de cicatrices que cubre el armazón que no deja salir un ápice de debilidad.  Erguido, derecho y sin temblar aunque estés a punto de caer.
Te veo como un guerrero, incansable luchador y que apoya a los que lo necesitan, anteponiendo sis propios intereses. 
Ay querido guerrero, a veces pienso que después de tanta lucha, no sabes darte una tregua, pararte y mirar que la vida puede ser más llevadera sin tanta corrección en el campo de batalla. 
Admiro tu entereza, y sin embargo desearía romper tu armadura, que te derrumbaras por una vez u poder levantarte y curar tus heridas de guerra. 
Querido guerrero, las guerras son duras, nunca hay vencidos ni vencedores,  todos pierden algo, más de una parte de si queda allí, en la lucha. Aunque la peor guerra es con uno mismo y esa nunca se termina, empieza sin saberlo y continúa hasta que nos morimos.
Querido guerrero,  no puedo ser tu chico de armas, ni tu fiel escudero, y menos aún, la dama paciente que espera que vuelvas sano y salvo del frente. Así que tal vez es hora de enfundarse la armadura y empezar a pelear, en primera línea,  en el campo de batalla.... y quien sabe si la armadura protegerá él frágil cuerpo de una doncella que soñó con ser guerrera. 

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