Me enfrento a la hoja en blanco llena de pensamientos que no se expresar. La sensación de no poder transmitir lo que siento me invade. Y de un tiempo a esta parte un pequeño vacío se hace dueño de mis musas.
Tal vez y solo tal vez sea porque no puedo gritar a los cuatro vientos, ciertas cosas, ni compartirlas con quien quiero. Y solo tal vez eso me hace callar y estar en silencio.
Por imposición y no por elección, he tenido que pararme. Tal detención me ha hecho quedarme en tierra de nadie, en soledad y sin poder hablar ni comentar todo lo que me ronda. No culpo a nadie de tal situación, simplemente soy consciente de que me devora el alma y en cierto modo la dejo seguir alimentandola hasta que las fuerzas me paralizan, y no puedo avanzar.
He olvidado quien soy, las características que me definían, llegando a no recordar las metas por las que luchar y sin embargo siguen ahí, como si en pausa se hallarán.
Desde que me despierto por la mañana, hasta que vuelvo a cerrar los ojos, me rondan los cruces del camino, veo las opciones y no puedo dar un paso. Paralizada y sin equipaje me quedo quieta, impasible por fuera y una gran tormenta desbarata mi interior.
Aquí estoy, ante una hoja en blanco sin poder expresar todo lo que siento y pienso....
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