viernes, 7 de marzo de 2014

Morderse la lengua

Un día de estes muerdo me enveneno. Me callo por no hablar, y eso me pasa porque no puedo decir lo que quiero a quien me apetece, esa conversación que se hace esperar. Debería hacer borrón y cuenta nueva, pero es complicado cuando queda tinta en el tintero. Tendría que coger boli y papel y escribir todo lo que quiero decir y por circunstancias no puedo. O tal vez ser valiente y llamar, a pesar de que no coman la llamada, o escribir un mal y no dudar al enviarlo.
No se si merece la pena, pero hoy has vuelto a colarte en mis sueños, a recordar aquellos paseos por la playa desierta, a aquellos cafés de domingo, a aquellos proyectos ideados que nunca cumpliremos....
Es difícil pasar página, sin acabar de leer, el capítulo esta a medias, así nunca se acabara el libro, siempre será una asignatura pendiente olvidada encima de la mesilla.
Al intentar enfrentarme a la hoja en blanco,  las palabras no salen, me quedo en blanco, no se por donde empezar. Podría escribir un hola, un cómo estás,o tal vez dejar que fluyan mis pensamientos. Han quedan o tantas cosas por decir, te has ido sin un adiós, ni la oportunidad de saber que pasa, ha pasado.
No se si lo que te pasa es que te echo de menos o simplemente echo de menos nuestras charlas en las que el reloj se detenía,  y las horas no pasaban. Me gustaría saber lo que no puedo saber, lo que ya no podre preguntarte, lo que ya no podrás responder.
Hoy es uno de esos días que me muerdo la lengua porque debo callarme, debo silenciar los pensamientos que me atormentan, los que traen recuerdos del pasado. Pasado que en el pasado se tiene que quedar y que no puede volver.
Mañana cuando me levante recorre las calles de nuestros paseos, me sentare en la cafetería junto a la ventana, viendo el mar de fondo, el mar que fue testigo de nuestros deseos y anhelos. Y al acabar el día, intentare decirte adios, y sentada en la arena dejare que mis lágrimas se mezclen con el agua salada por última vez.

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