No podemos dar y estar esperando recibir. Si das, das y sino recibes, pues no recibes. Llegados a ese punto cada uno decide si quiere seguir dando o no, y nunca escudarse en que no le dan para dejar de hacerlo.
Doy si tú me das. Que triste filosofía. Es mejor dar porque quiero, sin esperar que sea recíproco, aunque ello no nos exime de desear recibir lo mismo o parte de lo que damos.
Doy sin esperar, pues al no hacerlo es cuando más recibo. Estoy, porque quiero estar, si sintiese la obligación de tener que estar, seguramente ya me hubiese marchado. Te abrazo porque quiero, porque lo necesitas, porque me sale, y no por ello tu me vas a devolver el abrazo.
Sonrío porque me gusta, porque me sale. Te sonrío porque , no hay un motivo concreto y ciento por el que hacerlo. No busco que tu me sonrías pero me devuelves otra.
Y así sucesivamente. No esperes nada cuando das y veras como recibes el doble de lo entregado.
No podemos pedir que nos entreguen lo que no están dispuestos a darnos, y el hecho de pedirlo hace perder al hecho o al acto cualquier valor sincero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario