Quién no ha tenido alguna vez, las ganas de romper con todo?
Tal vez, algunas personas nunca han tenido ese pensamiento, o tal vez muchas si.
He sentido que me ahogo, que me falta el aire.
Me han invadido las ganas de gritar, echar a correr y no detenerme. No era huir, sino necesidad de sentir el viento, la libertad.
Otras veces, refugiarme en la fortaleza de mi cama. Meterme tras las paredes inaccesibles del edredón y de las sábanas. Pensando que el mundo no podría llegar a mi y que estaría a salvo de todo y de todos.
Claro que he tenido la sensación de romper con lo que me rodea, y quien no?
Subirme al coche y conducir sin destino predefinido, ni con ruta planeada.
Pero, de repente, te despiertas y recuerdas las obligaciones, los pactos, contratos, y demas historias que no puedes dejar así de buenas a primeras...y...
Te levantas, cumples, trabajas, respondes.... vives y....
Planeas de nuevo romper con todo.
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