jueves, 4 de mayo de 2017

Reciclando recuerdos

Después de muchos días posponiendolo. He decidido hacer limpieza en el trastero de mis sentimientos.  
Me he cansado de guardar paquetes de gente que ya no está, esperando a que algún día viniesen a recogerlos, y otros llegasen  a abrirlos conmigo. 
El trastero lo cerré con llave hace algún tiempo. El último paquete lo subí hace un poco más de un año.  Lo dejé en medio pensando que no le vería  en  una temporada, y no estorbaba. 
Y ahora estoy aquí sentada, en medio de cajas vacías, cajas cerradas, cajas con agujeros, cajas polvorientos, cajas..  muchas cajas. 
No tengo ni idea por donde empezar,  sigo sentada mirando a mi alrededor esperando la inspiración.  Pasan los minutos y decido ponerme menos a la obra.
Primera caja, recuerdos de la infancia, envueltos en añoranza y alguna ilusión rota pero nada que no se hubiese podido reparar. 
La segunda está llena de amores adolescentes, cartas de amor  y desamor que creías único e irrepetible. Y que ahora lo ves como una sensación de lejanía. Qué ilusos éramos con ese tema del amor, y aún lo seguimos siendo.
Me retiro hacia atrás y tropiezo de nuevo con la última caja que he llevado al trastero. Me mira desafiante, esperando que reina el valor de abrirla. Titubeo, pero finalmente me enfrento. Un escalofrío me recorre, es todo demasiado reciente, ilusiones truncadas, decepciones varias, proyectos por terninar, diferentes capítulos por terminar. En fin, demasiado peso para una humilde caja de cartón.  
El polvo acumulado hizo que los estornudos aparecieran y fuesen continuos, decidí sacar la caja del trastero y sacarla al jardín. 
Me senté de nuevo, no sabía que hacer ni por donde iniciar la limpieza. 
Me levanté. Cogí la caja como pude y salí a la calle. Caminé unos metros y en el primer contenedor verde que vi, allí la meti. Me di la vuelta hacia casa, caminaba liguera, sin carga y feliz. 


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