Rivalidad

Vivimos en un mundo de competición constante, que hemos perdido el norte de lo que es una competición Sana. 

Debo mejorar para ser mejor, esforzarse, superarse. No por ello  hacer la zancadilla al compañero y lucho menos menospreciando sus capacidades. 

Me da pena que para ascender se crea que hay que pisar a otros. Hacerlos sentir menos. 

Ese tipo de triunfo es sucio, no es honesto. 

Y este tipo de competencia, tristemente, la alimentamos los padres, dando a entender que eso es lo correcto. Y alimentando esa rivalidad insana, en lugar de enseñarles a mejorar , a intentar superar sus miedos, a luchar por lo que quieren pero jamás pisando a otros

Tal vez busco un mundo ideal, pero si ya desde la infancia alimentamos ciertas cosas, el futuro será más devastador...

Los incomprendidos

Los incomprendidos. El título en sí ya tiene miga. Todos en algún momento hemos sido incomprendidos y también no hemos comprendido a los que estaban a nuestro alrededor. Tal vez por falta de tiempo, herramientas o por el simple hecho del desconocimiento. 

Cuando esté libro cayó en mía manos, vino por la recomendación de una adolescente con la que comparto el amor por la lectura, y con la cual suelo intercambiar opiniones y libros. 

Como siempre cuando empiezo una lectura, lo hago sin ningun tipo de prejuicio, dejándome llevar por las páginas y las sensaciones que me provocan. Porque soy lectora de libros de con hojas, no de pantallas, pero esa es otra historia. 

Pues bien, cuando empecé a leerlo, debo decir que me costó un poquillo enfilarlo. Se me encogía algo. Pero según avanzaba la lectura, me fue enganchado hasta que la mitad casi me lo devoré en una tarde. 

No quiero destripar de que va, ni dar demasiadas pistas, pues los libros son como las pelis, hay que verlo y leerlo. Y cada uno tiene su visión al acabar. 

Simplemente deciros, que hay varias frases, y situaciones es que han dejado poso en mi. 

Podría deciros que trata de u a familia a la que se le muere un hijo, pero sería demasiado obvio. Es mucho más que todo eso y al mismo tiempo es más simple. Pero hay que leerlo.

Además he de decir que lo recomiendo tanto para padres, madres, tíos, tíos y abuelos y abuelas como para adolescentes o preadolescentes, en edad en merecer. 

Septiembre

 Empieza septiembre. De nuevo un comienzo de curso. Siempre digo que el primer mes del año no es enero, sino septiembre. 

Pues aquí estoy, intentando hacer buenos propósitos y llevarlos a cabo,  que tal vez sea la parte mas complicada de todo. 

Siempre digo, voy a hacer cual... me propongo aquello... debería mejorar eso... y siempre me olvido, voy a anteponiendo unas cosas y relegando otras...

Tengo la sensación  que hoy comienza una nueva etapa, además de septiembre claro. No sé si todos los propósitos que tengo en mente los llevaré a cabo, pero si tengo claro que poc a poc se lleva al destino. 

Pues aquí estoy de nuevo, con intención de hacer presencia a menudo, no se si todos los días o de cuando en vez,  pero lo importante es que estaré. 

Hoy comienza un nuevo año.... bienvenido. 

Volver a la cama

 No tienes de esos días, en los que esconder la cabeza y cuerpo debajo de las sabanas fuese la mejor opción? 

Te escondes, no por miedo a salir. Porque el cansancio te supera. Las preocupaciones son demasiadas y solo necesitas descansar. 

Pues, tengo muchos días de esos. En los que ni el cafe consigue activarme. Y siento como que voy fluctuando por los minutos y horas del día. 

Me encantaría volver a la cama. Taparme con la manta y esperar que termine la semana. Que desaparezca la tormenta, el diluvio o solamente que salga el sol. 

Pero no, no puedo.  Y no podré  aunque me gustaría..... 

Fin e inicio del año

 Hace días que empezó el año. Ese año nuevo en los que todos ponemos ilusiones, anhelos, proyectos, y sobre todo buenas intenciones para llevar a cabo.  Ya no digo gimnasio  ser mejor persona, ni amable, ni empatico...  eso todo, se supone. 

Pues bien, yo aún no he hecho la lista ni tengo intención de proponerle al año nuevo nada. 

El que se acabó, fue uno de los años más convulsos que he tenido.  Creo que si lo tengo que resumir, fue montaña rusa sin control  y con recorrido inesperado. 

Con tanta vuelta , sube y baja, he vomitado las entrañas pero también he disfrutado del viaje. 

Deseaba con todas mis fuerzas que acabara,  que enpezara este, y si soy honesta, ha sido un año lleno de cosas, muchas desagradables, otras inesperadas y otras duras. Cosas buenas también ha habido, y gente maravillosa se ha cruzado en el camino,

Y después de analizar este pasado año debo decir, que después de una tormenta, de un huracán, de una catástrofe, toca reconstruir y seguir hacia adelante. 

No se si soy más sabía, o más torpe pero si más vieja y en muchos casos las experiencia es la mejor maestra. 

El año nuevo comenzó  y no dejéis para diciembre todas esas buenas cosas e intenciones que os habéis propuesto en enero. 

Reflexiones con un cafe

 Con los años he aprendido a ser vulnerable, a saber que las cosas afectan, pero todo pasa. He empezado a conocer mis puntos débiles y mis fortalezas. 

He conseguido perdonarme, no ser tan exigente, ni estricta con mis fallos. He aprendido a quererme en mis momentos más bajos, a reírme de mis caídas y a levantarme para volver a caer. 

Los años me han serenado y han curtido. También me han cubierto de una masa que le resbalan más cosas de las que llegue a imaginar.  

Pero lo mejor de todo, es que el tiempo me ha hecho reconoceme en el espejo, sentirme orgullosa de quien soy, de estar donde quiero y rodearme de quien me aporta. 

El madurar no sólo es cumplir años, es según avanzas sentirte bien contigo y con los demás. 

Así que bonita, háztelo mirar, porque ni a mi me afecta,  ni puede afectarme. Me alegro que todo te vaya  bien, pero sobre todo que te vaya mejor cuanto más lejos te puedas ir. 

Y en el fondo me da(s) pena y tristeza, que no Vivas tu vida, sino que siempre estés pendiente te de la mía y la de los demás. 

Un consejo, la vida es muy corta para vivir sola y amargada. Échale sal y azúcar y vivirás mejor. 

Volver a empezar

 Volver a empezar cuesta, sea lo que sea. Empezar a estudiar, ir al gimnasio, salir de fiesta, ir a caminar, trabajar.....

Y todo es  porque el ser humano es un ser de rutinas. En cuanto lo hacemos unas cuantas veces, es casi automático y sin pensar. 

Te levantas. Tomás el café. Te duchas. Te lavas los dientes. Te vistes. Y a trabajar. Vuelves. Comes. Tus historias de tarde, trabajar , gimnasio, niños, etc. Cenas . Y cama. Y día siguiente igual. 

Pero cuando algo cambia, y tienes que empezar de nuevo  cuesta y ya todo se desbarata

 Habrá gente que me.diga que no, o que se lo diga así misma. Y yo le haría reflexionar.... conduces? Rápido con que pie pisas el freno, y el acelerador? Te cuesta responder porque lo haces mecánico. O como te cepillas los dientes? 

La vida no puede ser un día tras otro, seguidos por la costumbre. Debería ser un volver a empezar pequeñas cosas, retos simples y que de vez en cuando nos hagan desbaratar la rutina establecida