"Hay tres cosas que llaman a la lágrima, que no te entiendan, te castiguen y te ignoren" Esta frase la leí hace poco en twitte, al leerla me pareció muy acertada, y una sonrisa agridulce visito mi rostro.
Alguna lágrima he soltado, pero las que se escapan, las que no puedo detener, son la mayoría de impotencia. Más que porque me castiguen, es porque me vapuleen, aunque en cierto modo eso es un poco castigo.
Y por qué me ignoren??? No sé, tal vez ahí soy un poco más fría y termino por pasa, por ignorar yo también.
No hacemucho tuve una conversación con alguien, con una de esas personas que crees que aunque pase el tiempo estará ahí. La distancia no importará, ni los días que pase. Que siempre podrás levantar el teléfono y decir... Vamos a tomar unas cañas y hablar.
El tiempo me ha demostrado, que en esta vida no se puede estar seguro ni de nada, ni de nadie, ni siquiera de nosotros mismos. Y esa persona en concreto, no estuvo ni para siempre, ni para un ratito. Pero esa es otra historia, y da un poco lo mismo, a fin de cuentas la vida es así.
Lo que si he de admitir, es que en mi charla, se asomó una lágrima. Intenté que ella no la percibiera, ser capaz de terminar la conversación con una sonrisa, un beso en la mejilla, y emplazados para vernos para cenar.
Fue raro tenerla enfrente, como se elevaba en su trono de absoluta verdad, vestida con traje de alta costura de dignidad, y con joyas de buen hacer, nomadismo probarse mis zapatos, ponerse en mi lugar. Intente que los vistiera y diese unos pasos, que entienda mis pisadas, mis actos. Actos que no justificaba, sino que defendía de sus ataques injustificados.
Mantuve la calma, apurando los minutos de aquella esperpentica reunión. En cuanto pude, me escabulli. Puse las gafas de sol, aunque el día era gri, caminé con paso firme pero ligero, igual de ligera se deslizaba la lágrima contenida, la que no dejé salir.
Lágrima de rabia y no por ella sino por mi, por no conseguir hacerme entender, por dejar que me ninguneado, por no saber ocupar mi lugar, por no querer discutír, por después de salir por la puerta nunca me volvería a sentar con ella, por........ Impotencia.
Aunque ahora tiempo después diré que yo derramé una lágrima pero por ella no derramare más.
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