Los límites nos los ponemos cada persona a nosotros mismos. A veces escucho eso de que " no he podido hacer tal o cual, porque no me han dejado". Quien no te ha dejado? El único que realmente ha impedido hacer algo, eres tú mismo y solo tu.
Esta afirmación, suena muy categórica por mi parte, pero así lo creo. Las peronas que en algún momento han querido lograr algo, de lo que están convencidas de que eso desean, lo alcanzan. Luchan sin descanso, poniendo todo su empeño y al final salen victoriosos. Muchas veces el camino suele ser difícil, y en ocasiones habrá más de un momento donde la idea de abandonar rondará la cabeza. En otras ocasiones el agotamiento, y la falta de frutos de tanta semilla harán que el continuar sea complicado.
A veces, no somos conscientes de nuestra fuerza, solemos infravalorarnos, creernos incapaces de superar los retos que se nos plantearan en nuestra andanza. En el día a día, seguramente seamos más perezosos de lo habitual, o no hagamos todo lo que podríamos hacer, y si alguien nos propusiera una hipotética situación límite, de esas en las que no sabes como reaccionar y estas casi seguro que derrumbarse seria la única opción, seria nuestra respuesta. Diferente seria, cuando la hipotética situación se vuelve real, y nada de lo presupuesto nos sirve, y aunque seguramente la primera opción seria derrumbarse, pararse, rendirse, no luchar.... Al final, es todo lo contrario. Luchamos, y con todas las fuerzas, caminamos, sin detenernos. Avanzamos, sin rendirse. Nos sorprendemos de que superamos los límites que pensábamos tener, es que en esas situaciones es cuando realmente somos conscientes de nuestra capacidad y de que los límites los ponemos nosotros a nosotros mismos.
Lo fácil seria llenar la cabeza de sueños, y seguir soñando, pero que son los sueños sino se intentan alcanzar? Pueden ser sueños fáciles, simples, complicados, lo importante es que sena nuestros y alcanzarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario