Mis días debieran de tener treinta horas por lo menos, a mi veinticuatro no me llegan nada. Claro, que si tuviese más horas, me pasaría lo mismo, me faltarían horas, porque querría hacer más cosas.
Últimamente tengo la sensación que me faltan horas y me sobran cosas que hacer, y querer hacer más cada día, hace que llegue al fin de semana casi agotada. Y digo casi, porque sigo haciendo más cosas y faltandome horas.
Esta semana fue un poco locura, doble de trabajo, mi supervisora enferma, cubrir su trabajo, organizar,.... Si ya tengo poco trabajo normalmente, pues un poquito más. Llego el sábado y en lugar de quedarme casa me fui a dar mis clases de patinaje, y a la tarde recados que no podía posponer. Y a última hora, recordé que tenia que hacer un postre para la comida familiar del domingo..... Y así en un correr sin tregua, el tiempo que dedico a escribir este blog, se agotó y no pude escribir la entrada a tiempo.
Y ahora después de un domingo de comidas, risas, charlas y demás, me pongo ante la pantalla en blanca para escribir la entrada de hoy, y no fallar a esas personas que entran cada día a este blog. A esas personas que me leen, que me animan a que siga escribiendo, que están ahí día a día., por ellas, por cada una, y por todos, he intentado no fallar ni un solo día, y hoy no iba a a ser el primero.
Mis días son cortos en horas, pero grandes en emociones. La vida es eso, no es vivir simplemente, sino experimentar, saborear cada momento, no estancarse, querer aprender, evolucionar.... Y con todas esas intenciones, es complicado que veinticuatro horas me lleguen, ya que a veces también duermo he intento descansar., por lo que pido disculpas por si algún día no llegase a tiempo, aunque espero que eso no ocurra nunca. Mientras tanto deseo que disfrutéis con mis pensamientos cada día, aunque a veces sea con retraso, lo importante es llegar. Mañana más y mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario