A veces es mejor dejarse llevar y que la ruleta gire, gire hasta que se detenga. Pare donde pare, tocará jugar.
Constantemente hacemos planes, rutas de camino, que después ni cumplimos ni seguimos, ya que normalmente elegimos el sendero contrario al marcado.
He decidido dejar el mapa en casa, encima de la mesa, y salir sin rumbo, dejando que la vida me sorprenda, que el mundo me desbarata los planes, solventar poco a poco según vayan surgiendo.
No sé lo que pasará cuando me toque jugar las cartas que guardamos en un lugar seguro por el "si acaso .
En el fondo, sabemos que pase lo que pase, tendremos que apostar, o pasar, o ir de farol. Sea cual sea la jugada, las consecuencias serán impredecibles, como en la vida en general.
Mientras voy pensando las posibles combinaciones, las jugadas menos arriesgadas, empiezo a entender que cual sea mi decisión, las cartas están repartidas, están echadas incluso antes de que los jugadores se sienten a la mesa del juego.
Es todo un farol de la vida, una apuesta peligrosa, pero no podemos quedarnos quietos, tenemos que ser valientes, jugar y arriesgar.
No sé qué pasará, pero la ruleta gira y gira y se detendrá, y será hora de jugar...
No sé lo que pasará cuando me toque jugar las cartas que guardamos en un lugar seguro por el "si acaso .
En el fondo, sabemos que pase lo que pase, tendremos que apostar, o pasar, o ir de farol. Sea cual sea la jugada, las consecuencias serán impredecibles, como en la vida en general.
Mientras voy pensando las posibles combinaciones, las jugadas menos arriesgadas, empiezo a entender que cual sea mi decisión, las cartas están repartidas, están echadas incluso antes de que los jugadores se sienten a la mesa del juego.
Es todo un farol de la vida, una apuesta peligrosa, pero no podemos quedarnos quietos, tenemos que ser valientes, jugar y arriesgar.
No sé qué pasará, pero la ruleta gira y gira y se detendrá, y será hora de jugar...
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