Nunca sabemos cuantas oportunidades se tendemos, ni tan siquiera si tendremos una o más. Pensamos que si la vida nos ofrece una, habrá otra o mejor, y si no es así, es que no era para nosotros. Habrá veces que así sea, y otras en la que lo decimos para conformarnos y no hundirnos por no haber sido valiente y saltar.
La vida es como una partida de cartas, se barajan, se reparten y cada uno tiene la suyas. Ningun reparto es igual, ni es mejor ni peor, simplemente depende del juego que hagamos con ellas, si somos capaces de ganar o rendirnos a la primera de cambio.
Hay ocasiones que aunque intentemos aprovechar las oportunidades, todas y cada una de ellas, las circunstancias mandan y no podemos hacer lo que quisiéramos. Si supiera lo que va a pasar no creo que me ayudara a tomar decisiones, lo único que haría es que en lugar de luchar me dejaría llevar, y eso no va conmigo.
Mi abuela decía que las oportunidades hay que buscarlas, que nadie te va ofrecer ni dar nada de gratis. Posiblemente tuviera razón, y debiera empezar a buscarlas, aunque si lo pienso nunca deje de hacerlo.
También, decían los viejos del lugar, que algunos nacen con estrella y otros estrellados. Imagino que los de estrella les llueven las oportunidades, y los otros por muchos que las busquen no las encuentran.
Lo único que sé, es que las oportunidades que la vida nos ofrece hay que aprovecharlas, que nunca sabremos cuando tendremos otra. Y las cartas están repartidas y cada uno tenemos las nuestras... Empezamos el juego.
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