La muerte o la hora de irnos llega cuando llega, y no podemos controlar lo que queda, lo que puedan interpretar, o lo que pueda entender, de los retos que dejamos. De nuestras notas, de nuestras decisiones, de nuestros secretos. Porque todos tenemos secretos, y si no salen de vivos salen de muertos.
Pero que pasaría si pudiésemos decidir cuando emprender el viaje? Seria diferente nuestra manera de enfrentarnos a la marcha?
Si llegado el momento, por a razón que fuese pudiésemos elegir cuando y como, el despedirnos de la gente que queremos, de decir lo que hemos callado, o pedir perdón por que hemos dicho de más.
El debate esta servido, pero si pudiese elegir, elegiría. Estamos hablando del caso en que el quedarse seria algo más doloroso para uno y para los que les rodea. Aquí no se puede hacer, lo de dirigir o que asistan ese momento, pero cada uno que piense en que harían si les fuese posible decidir. Cuesta mucho planearlo, el solo pensarlo, nos recorre un frio por la espalda. Después de ese primer impacto, la idea no es tan descabellada, y le empezamos a dar forma.
Yo quisiera elegir y decidir, tal vez por eso no me dá miedo la muerte, pero si el dejar cosas de menos en el tintero y demás. La vida se vive sin pensar en la muerte, pero no una sin la otra, eso es así.
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