La verdad por dura que sea se digiere, la mentira nunca se llega a tragar y queda atascada en la garganta. Yo soy de las que prefiere una verdad amarga que una mentira dulcificada. La verdad, por cruel, dura y , uno se puede enfrentar. Si saber como son las cosas puedes decidir si aceptar ciertas cosas o no. Sin embargo si esconden la verdad o realidad, con imágenes bonitas, historias perfectas y situaciones idílicas, lo único consiguen es meternos dentro de una burbuja de irrealidad y fantasía. En momentos seremos felices, felices momentáneamente, mientras no decidamos explorar otros puntos. Salir de ese refugio supondrá un reto, yo que era un día de sol se tornará día de tormenta.
Prefiero la tormenta, a la tormenta se le ve venir o se puede ir hacia ella. La tormentasiempre empieza con un día más o menos despejado, se asomará alguna nube gris en el cielo. Al principio no reparamos en las nubes, pero poco a poco cubrirá el cielo. Caerá una gota, un goton que nos dará en las narices, y de repente caerán chuzos de punta, relámpagos iluminarán el cielo y los truenos nos harán estremecer. Así esta verdad que ha estado escondida. Con la tormenta todo sale a la luz, dejando más de un destrozo por el camino.
Nos gustan los días soleados, el cielo despejado, los pajaritos cantando..... Pero los días perfectos no son sólo días de calma. Muchas veces los días más perfectos son los días revueltos, los días de tormenta, los días de lluvia,.....
La mentira es mejor no empezarla, pues continuarla requiere de mucha destreza, y el tiempo no se controla con una barrita mágica, y las palabras tampoco y menos ocultar la verdad.
Que más da, lo que tengamos planeado, o el hecho por el que digamos o recibamos una mentira piadosa o no, lo que hay que tener claro es que la verdad sale, días de tormenta y a veces hasta días soleados y con arco iris, pero los días de tormenta más.
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