Siempre pensé que mi mayor demonio era ser vengativa, y así siempre lo afirmé. Pero como no existe verdad absoluta, esta no lo es. Cuando la vida me dio la oportunidad de vengarme de alguien que en el pasado no se había portado del todo bien o como yo hubiera esperado, no pude. La verdad, es que me pudo la empatia, y que no soy rencorosa. Nunca me atrevo a juzgar, y menos sin conocer todos los datos. Pero esa es otra historia.
Lo que mayor felicidad que me produjo este descubrimiento de mi misma, fue el no tener la capacidad de venganza. Intente no ponerme en la piel del otro, cosa que no logre. Me puse en sus zapatos, en su ropa y al final opte por descubrirme y liberarme de la ansiedad que me producía esa mentira. La mentira no fue muy grande, pero mentira a fin de cuentas, así que en el momento en que hable y me descubrí, respiré aliviada. Sabia que mi confesión tendría consecuencias y no demasiado agradables para mi, pero aún así decidí arriesgar. Y para mi sorpresa y despues de una mañana desahogante, poco a poco todo se fue componiendo y colocandosd en el lugar que debiera estar.
No hay nada mejor que empezar a conocerse poco a poco y ver cuales son nuestros miedos, nuestras posibilidades, nuestros demonios.... Ahora tendré que hacer análisis y descubrir cual es mi demonio, pues queda confirmado que la venganza no es uno de ellos, y me alegro que sea así. Además la venganza ejecutada por uno o por la vida no lleva a ninguna parte. O te quedas mejor después de ello? No lo creo, tiene que ser agotador,en todos los sentidos. Además creo que la venganza o pensar en ella y la forma de llevarla a cabo, termina por sangrar el alma.
Y tu, cual es tu demonio.?
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