lunes, 2 de junio de 2014

Todos tenemos un rol

Los roles, dichosos roles. Todos tenemos uno, en la familia, en el trabajo, con nuestras amistades. La gente se empeña en definirnos de una manera, que de tanto oírlo, nosotros mismos nos creemos que realmente somos así.
El rol más difícil de eliminar o cambiar, es el impuesto por la familia. Eso de que a los amigos se eligen, a la familia no, es muy cierto y con ello viene todo lo demás.
Si analizas un poco vuestra familia, comprobaréis que cada miembro tiene un rol definido, uno seguramente es el fuerte, el que puede con todo, el que siempre esta ahí para solucionar cualquier problema que pueda llegar a surgir.
También está el débil, el que por la circunstancia que fuese, se le protege, se le mete como en una burbuja evitando cualquier contradicción en su vida.
Por otro lado está el que es comprensivo, aunque en el fondo no lo sea, el que acepta todo sin rechistar, el que deja sus cosas para ayudar a los demás.
Y no podía faltar, al que siempre le han subido la autoestima, haciéndole creer que es estupendo maravilloso, que alcanzará sus metas, sin prepararle para el fracaso. Y en contraposición estará, el que nunca podrá llegar a donde quiere, que le han hecho ver que no tiene madera de triunfador.
Y así, cada uno va desempeñando su papel en tal obra de teatro con los personajes bien definidos. El problema está, en cuanto salen del escenario y se enfrenta cada uno a la realidad que es la vida, y ahí los roles se chocan con los verdaderos caracteres de cada uno.
Habrá personas que seguirán aceptando los roles que siempre han tenido, pero otros decidirán conocerse, y en ese conocimiento verán poco a poco que no son tan veraces como siempre habrían creído. El triunfador fracasará,  no una sino muchas veces, y el perdedor alcanzará más de una meta que pensaba inalcanzable. Y que decir del fuerte, que se enfrentará a más de una caída, y el débil descubrirá una fuerza que no tenía conocimiento de ella.
Es que a fin de cuentas, los roles son eso, papeles que creemos verosímiles sin pararnos a pensar si concuerdan con nosotros mismos. Párate un momento,  mirate al espejo y observa lo que ves. Es tu rol, quien eres tu en realidad?


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