Que tendrá el fuego que sin quererlo deja a todos que lo miran ensimismados con el baile majestuoso de las llamas. La otra noche fue noche de San juan. Noche mágica según cuenta la leyenda, noche en la que unos se dejan llevar por la tradición, y otros por las ganas de fiesta.
Este año, no he podido acercarme al mar, pues me queda autos cuantos km y al día siguiente tocaba trabajar. Aun así no he podido evitar traer a la memoria algún que otro recuerdo de esa noche pero en otro lugar hace años.
Aquella noche, era mi primera hoguera junto al mar, era una imagen que se me grabo en la retina, llamas anaranjadas en una noche oscura, el mar en calma y una temperatura agradable. Me mezcle entre la gente, caras desconocidas disfrutando de una noche muy larga, me fui acercando al mar, atraída por el rumor de las olas. Descalza por la arena, sintiendo cada pisada cómo un despojo de la carga innecesaria que llevaba, seguí paseando, ajena al jolgorio de la gente. Sin darme cuenta, caminaba por la orilla mojando mis pies y no sintiendo frio. Me giré y vi las hogueras, gotas de fuego desperdigadas por toda la arena, chispeaban como intentando tocar al cielo. Me fui metiendo en el agua con esa visión, de espaldas al mar y sin quererlo estaba dentro del mar, dándome un baño, nadando con la el calor de las hogueras le cerca y lejanas a la vez. Después de un buen rato en el agua salí de ella, mojada y entre las llamas seguí paseando y sintiendo la libertad de ser desconocida, la magia de una noche que dicen que se lleva lo malo y puede que te cumpla lo que deseas. La noche fue larga y llena de buenos recuerdos que persisten en la memoria a pesar de los años.
Este año ha sido una noche rara, diferente, no demasiado buena, pero aún así la noche de San juan es una noche especial, y lo especial lo hacen las personas y como sentimos y queremos vivir. Mi deseo fue.... No debo contarlo, pero sólo os diré que estoy segura que se hará realidad.
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