Las cosas pasan por algo, aunque que no sepamos la razón en ese instante. Muchas veces nos empecinados en que algo tiene que salir por si o si, y sin embargo no sale ni a la de tres. Y en lugar de pensar que no es el momento, nos enfadamos con el mundo y aun más con nosotros mismos.
Si nos paramos cinco minutos, veremos las señales que hemos estado obviando, esas que nos decían que no era ahora, que ya pasaría. Y los acontecimientos posteriores nos lo confirmarán, pues todo lo que nos ocurrirá, será una ayuda para que ese proyecto en el que insistiamos, llegue a buen puerto.
Tardar más en llegar a un lugar no implica que sea algo malo. No es lo mismo tardar que llegar tarde, al igual que no por llegar muy temprano los resultados serán mejores. A los sitios hay que llegar, y llegar en el momento oportuno, ser el día adecuado y acertar con las decisiones. Parece difícil o casi kmposible, pero cuando los astros se alían, sale todo rodado. Lo que pasa es que.
Lo que pasa es que cuando las cosas se tuercen y mucho, hay que saber retroceder y prepararse mejor. Reconocer que no es el momento y saber esperar, es tan importante como acertar. Pararse un momento y mirar las opciones, aceptar los errores y que no se puede, no es una debilidad, y menos aún, un fracaso. Solo se trata de mejorar y llegar con más fuerza y saber ver cuando es el momento propicio.
Todo pasa por algo, y aceptarlo no es renunciar, sino tener más luz y ver mejor las oportunidades que se nos presentarán y aprovecharlas sin dejar escaparlas..
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