Este país donde los puentes no son puentes sino más bien acueductos, va este año que los necesito y escasean. Solo tengo uno que podría ser factible hacer un puente de esos, un festivo en martes, y resulta que quien podría cubrirme, esta ocupada los lunes. Ya veis, nunca había aprovechado uno de ellos y ahora que los quiero no los tengo. Mi interés en ellos era para viajar, quería y necesitaba ver a alguien.
Hoy mientras paseaba por uno de esos puebloscon encanto, me acorde de ella,y se lo conté. Primero se sorprendió, pues el pueblercito lo conoce y no entendía la relación. El pueblo no era lo importante, la relación era la esencia, el silencio de mis pisadas, la tranquilidad de un paseo a lado del río. El sentarme a tomar un café, la mirada a lo lejos y empecé a extrañar su presencia, nuestras conversaciones, nuestra manera de arreglar el mundo, mientras nuestra casa se cae por falta de arreglo.
No pude evitar mandarle un mensaje, enviarle fotos, que por raro que parezca no pudo ver, cosas de las nuevas tecnologías.
No tengo manera de viajar, así que no me queda otro que son resignarme a que venga a verme, y poder tomarnos ese café, ese vinilo, cerveza o morito... En mi tierra, y en cierto modo la suya. Ya me tarda que venga, el poder usar la voz para comunicarnos, que a mi eso de los mensajes siempre me queda corto y escaso.
Necesitaba ese puente, para ir a verte, para tomarme algo contigo, y aunque ya sabes que no soy mucho de muestras de afecto efusivo en público, te daría un abrazo, un abrazo enorme, de esos que no cortan la respiracion pero se hacen eternos y llenos de calor humano. Ven pronto te espera un abrazo... Mi abrazo.
A falta de puentes... Toca esperar.
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