Los polos opuestos separen y los iguales se repelan. Una afirmación que hemos oído hasta la saciedad y que damos por válida, aunque yo difiero bastante de ella. Pienso, y es mi humilde opinión, que lo diferente nos atrae, nos gusta lo distinto a nosotros. Eso es un reto diario, el no saber, el estar en cierto modo alerta. Y como siempre nos han convencido de que nos va lo mejor lo opuesto a nosotros, es lo que hemos buscado.
Con el tiempo, pienso que, terminamos por encontrar lo parecido, lo que se acerca a nosotros. Gente que tiene una visión similar a la nuestra de la vida, que nos entiende cuando hablamos, o que sabe leer nuestros silencios. Personas que tienen más similitudes que diferencias con nuestra personalidad.
Aunque dicha busca, o sin buscar, cuando encontramos a esa persona, que comparte gustos, inquietudes, nos entiende, nos encontramos a gusto, y que es muy parecida a como somos nosotros mismos, solemos apartarla. La tenemos ahí, pero nos cuesta acercarnos más a ella. Es contradictorio pero real, tan temor es fácil de entender, pues como se parece puede adelantarse a lo que pensamos, y al mismo tiempo nos creemos semidesnuda, por no decir desnuda del todo, ante ella.
Por otro lado, pensamos que al ser tan parecida, puede ser aburrido, y seguimos en la búsqueda de lo exótico, de lo diferente, pero siempre teniendo cerca a dicha persona.
Y al pasar el tiempo, a veces nos damos cuenta que los polos instintos se atraen y los iguales se repelan, pero se atraen un tiempo, pero al final el que nos atrae, despacio y poco a poco, y con una fuerza casi invisible, son los iguales. Y caemos sin pensarlo en una atracción no conocida. Nos encontramos cómodos, tranquilos, con juegos que entendemos y potenciamos. Y lo que un principio pensamos aburrido se vuelve interesante, emocionante y sutilmente atrayente.
Habéis encontrado un polo igual, o seguís buscando polos opuestos?
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