Buscamos por encima de todo la felicidad de nuestros hijos, que no sufran, que no lo pasen mal. Deseamos que su vida sea mejor que la nuestra, no negrales ninguna oportunidad, que se realicen donde nosotros no lo logramos. Intentamos que no cometan nuestros errores, facilitarles en exceso la vida, llenarlos de comodidades... Y al final hacemos inútiles sin pretenderlo.
El otro leí que la infancia es la época menos propicia para la felicidad, pues requiere de madurez. tal vez tengan razón, pero tendemos a idealizarla y que sea la mejor para nuestros hijos.
Cuando se cae un niño, todo el mundo alrededor, proyecto, te has hecho pupa, tienes rasguño, sana sana culto de rana si no sana hoy sanará mañana. Y llego yo, el bicho raro, y le digo, venga campeón eso no espada, hala arriba. No creo que la mía sea la mejor opción, pero estoy viendo que hacemos más tontos a los niños de lo que lo son y no dejamos que se equivoquen.
Cuando los vemos llorar, o en un berrinche, cedemos, que nosotras, y lo que logramos es que no se frustren, y tampoco aprendan a gestionar que la vida no es fácil, que las cosas no salen como queremos muchas veces. Y que todo en la vida tiene consecuencias, cualquier acto. No repetir algo es más verdad, o se realiza antes, simplemente conseguiremos que nos den la razón por cansinos o porque no quieren aguantarnos.
A la larga estamos enseñando a nuestros hijos, que pueden lograr todo y cuando quieran, sin esperar, sin luchar. Y lo peor, que cuando se encuentran ante la negación, no saben como comportarse. Tienen que aprender y nosotros enseñarles el valor de las cosas, que no todo aparece por arte de magia.
Les buscamos actividades, cuantas más mejor, que se formen, solfeo, gimnasia, utbol, tremendo, nudo, cíclismo, pintura, patinaje, teatro... Lo que el quiera. Sin pararnos a pensar que los esclavizados a ellos y a nosotros mismos., pues debemos hacertetris para recogerlos, llevarlos y demás. Y ellos se quedan sin tiempo para jugar, compartir ocio sin más.
Como padres deseamos lo mejor para ellos, y le damos todo y más,y nos olvidamos de lo importante, ser sus padres, compartir momentos de calidad con ellos. Y cuándo hablo de calidad, no es ir a un viaje supercaro, o pagarles un campamento en no se que lugar. No, me refiero a pasar momentos con ellos, reñirles cuando sea necesario, un castigo si así fuese, una charla, una tarde juegos....
Los niños son niños, tiene que caerse, hacer travesuras, equivocarse, explorar, chillar, acertar, llorar, tener berrinches, frustrarse, jugar..... Tienen que ser niños, y por mucho que intentemos que todo sea de coloide rosa, eso es solo un espejismo que no durará mucho y que es peor vivir en él, que en la verdadera realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario