lunes, 7 de julio de 2014

Fuerte resquebraja

Hasta el árbol más robusto quiebra, hasta la persona más fuerte se rompe. Y muchas veces rompe donde menos se espera.
Así fue, hablabas y hablabas y yo escuchaba. Contabas la historia de otr@, pero para mi tan conocida. Poco a poco se fueron agolpan en mi retina recuerdos duros y ya olvidados, que sin buscarlo los estas haciendo muy presentes.
Sin buscarlo, se perdieron las palabras, un nudo se hacía en mi garganta y mi voz se quebró. Empecé a dar vueltas, y de mi boca solo salían tres palabras, no me vale, no me vale....no recuerdo cuantas veces lo repetí. Tu solo decías que no te vale? Y yo seguía, no me vale no me vale...
Cuando por fin deje dejar vueltas, tu seguiste hablando, pero mi voz no era más que un hilo quebrado, roto. Ya no pude continuar la conversación. Un lo siento, acerté a decir, lo siento no puedo seguir, ya hablaremos.
Mientras colgaba, las lágrimas corrían por mi mejilla sin poder detenerlos, era un llanto amargo y tranquilo a la vez. Habías despertado los demonios que yacían dormidos y que no quería despertarlos. Intente acuarios, contarles una nana, pero ni así. Me senté en el suelo, encogida y sin poder dejar de llorar. Te odié,  te odié con todas mis fuerzas y tú no tenias culpa, pues ni tan siquiera sabias lo conocida y real que era esa historia de otr@, pero igualmente vivida en mi piel.
Fue duro, levantarme, limpiarme los ojos y seguir como si no hubiese pasado nada. Sonreir con la boca mientras mi mirada lloraba en silencio sin derramar más lágrimas. Quedáramos en hablar al día siguiente, y yo solo quería borrar tu número, que desapareciera de mi vida,no tener que hablar de aquello que pensaba enterrado, quería huir, huir lejos, huir del pasado.
Me quebranto como nadie lo había hecho, me rompiste sin saberlo. Arañas mi coraza que tambien elaborada estaba durante tantos años. Conseguiste sin buscarlos lo que nadie había visto...
Y ahora que? Ahora sabes más de mi de lo que jamás te hubiese contado. Ahora debo quedarme, dejar de huir y enfrentar los recuerdos. Sanar heridas infectadas,  y recomponer el desorden formado.
Me rompiste, porque a pesar de la fortaleza, todos tenemos alguna fisura y tú diste con la mía, y abriste una herida que tiene que cicatrizar.



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