Soy de interior, con lo que, la primera vez que vi el mar y me bañe en el debía de tener ocho años. Con esto intento explicar que no nací cerca de él, ni mi infancia esta ligada a el. Y sin embargo necesito ir a verlo, pasear por a playa aunque sea en invierno. Sentarme en la arena, o en una roca y disfrutar perdiendo la mirada en su inmensidad. Me gusta cuando está en calma, y cuando está embravecido me gusta más. Puedo pasarme horas mirándolo, oyendo su rugido, su melodía, sentir su brisa, la tormenta de alta mar que ya llega apaciguado a la orilla.
Por increíble que parezca, y a pesar de gustarme el mar y el agua, aprendí a nadar tarde, y al meterme en el mar me siento libre, pero con un profundo respeto. El mar no es traicionero, el mar da al hombre lo que este se merece, incluso más de lo que debiera. A veces se cobra muertes innecesarias, pero el no hace distinción entre los hombres, ni en ricos ni pobres, ni color...es mar y es libre.
Libre me siento yo ante el. Cuando estoy triste, o la soledad me invade, allá me voy, a sentirlo cerca, aque me de la calma que no encuentro tierra adentro. No sé si en otra vida a el estuve ligada, pero una conexión existe. No busco explicación, solo disfruto de lo que me transmite, de como me hace sentir. Tal vez, vuelva a mis orígenes.
Y hoy, después de un tiempo sin verlo, he conducido hasta el, aparque sin problemas, aun no están las playas saturadas. Sentí la arenisca mientras caminaba, y más me reconforto sentir la húmeda , como mi pie se hundía... Y las olas morían ene la y bajaban mis pies. Después de un buen paseo, me senté en la toalla, encendí un cigarro y deje volar la mente sin pensar, que volará libre sin importarle el tiempo ni su alrededor. Aquí sigo sentada,sintiendo la brisa y reencontrandome de nuevo conmiseración orígenes y conmigo misma. Y disfrutando de un bello atardecer.
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