Llevo una semana que ni me mirase un tuerto. Empece la semana el lunes, y los lunes y yo no nos entendemos muy allá. Ahora empiezo a pensar que ni los lunes ni los viernes. Pero empecemos desde el principio. El lunes esta día complicado, nunca suele ser tranquilo, y este no iba a ser menos. Primero me llaman sin cesar, después que lo pedido no llega y por último varios imprevististos que solvente más rápido de lo previsto, y por ello sin un desgaste físico y mental.
El martes fue bastante relajado, aunque varias llamadas, consiguieron que cambiase los planes que tenia organizados. Y es algo que detesto de sobremanera, eso de que cambien los planes, y más por gente que no merece ni un segundo de mi tiempo.
El miércoles, se suponía el día tranquilo, ni tampoco, casi no consigo salir del curro, se me caían las cosas, el pedido no aparecía por ningún sitio y me jefe medio desaparecido, medio porque cuando surgen problemas desaparece por completo.
Llego el jueves y mis fuerzas iban desgastadas, bajo mínimos. Tenia un curso, debía asistir, estaría ocupada toda la tarde. Al final fue gratificante, pero en cuanto salí, ya tenía mensajes de que debiera ir a tal sitio y ya iba con retraso. Y era un ir contracorriente constantemente.
Y, lego el viernes, un viernes en el que había programada la cena de los de patinaje, que en principio eramos no se cuantos y al final íbamos cuatro gatos. Lo organizaba una amiga, a la que le avise de mi falta de ganas, y a lo que ella sutilmente me hizo el chantaje oportuno para que no pudiese decir no. Debiera de ir a la pelu, y como las ganas eran pocas, ni siquiera fui. Pero antes había que currar.
Llegue tarde a trabajar, varios coches habían chocado. Al llegar, los pedidos estaban acumulados y esperando que yo llegase para decidir que hacer. Organicé las cosas y me puse en marcha, y zas una astilla se me clava entre la uña y el dedo. El dolor insoportable, difícil de llevar. Me recomendaron ir al medico, pero como no sirvo para perder el tiempo, apele a que eme entendieran. Y apesar del dolor fui acabando la jornada laboral. Y a todo esto no me acordaba que mi madre me había pedido que le hiciese una tarta para el sábado, y yo por ahí sin acordarme.
Iba contracorriente, como siempre para no variar. Llegue a casa para ponerme manos a la obra y me faltaban la mitad de lo ingredientes., así que corre al supermercado, y que encuentres todo lo que necesites. Y a todo esto había quedado temprano para recoger a una amiga y ponernos al día, y el tiempo corría deprisa. Al final decidí relajarme y tomarme las cosas con calma.
Fui a la cena, me lo pasé bien, me relaje, disfrute.... Y al volver a casa, volví temprano y sin beber, llevo aúna compañera a casa y zas rasco el coche.... Y ahí ya miro a mi alrededor y busco la cámara oculta o al que me miró un poco tuerto....
Así que si me quejo de los lunes... Recordarme este viernes.... Hay semanas que desesperan al más tranquilo.
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