Llevamos tanto tiempo con la mascarilla que ya nos olvidamos de algunas caras de algunos rasgos de las personas que antes nos eran más que conocidas.
Digo esto porque a mi me ha pasado de quedar con alguna amiga e ir a comer, y cuando se quita la mascarilla, el primer momento es de sorpresa, pues ya no me.acordaba de su cara al completo.
A lo mejor esto solo me pasa a mi que soy un tanto rarita.
Otra cosa de la mascarilla es que disimula nuestras expresiones. Algunas personas hablan con los ojos y aunque lleven puesta la mascarilla, les notas las intenciones e ideas a través de su mirada.
Sin embargo hay otras personas, que son la imposibilidad personalizada. A esas, a veces me dan ganas de bajársela para ver su cara debajo.
No sé lo que pasará, si en un futuro lejano o más bien cercano dejaremos de usarla. En ese sentido tengo sentimientos encontrados , pero ese es otro tema al que ya dedicaré unas líneas en otra ocasión.
Lo cierto es que soy muy expresiva, y la mascarilla me ha salvado en más d euna ocasión de tener algún contratiempo con más de una persona. No sé si me acostumbraré a no expresarme instintivamente con mi cara. Lo cierto, es que el ser humano nos adaptamos más rápido de lo creemos.
Mascarilla con o sin ella, no dejemos de ser nosotros mismos.
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