Todo eso va cambiando cuando nos hacemos mayores, no tanto de edad como de mente.
Algo parecido ocurre con lo que soñamos. Soñar, de cerrar los ojos y durmiendo, ser transportados a otro lugar, otra dimensión.
Recuerdo varios sueños de esos de mi infancia, que aun con el discurrir de los años, mi recuerdo lo mantiene intacto.
Eran sueños casi reales, de poder tocar, caminar o interactuar.
Y al despertarse ser capaz de hilar la historia y casi recordar la aventura vivida mientras dormía.
Esto según fui creciendo lo perdí, no recuerdo suños en los que me zampulli inconscientemente.
Pero después de muchos años, algun sueño puedo recordar. No es el sueño en si lo importante, sino quien aparece él.
Y como cuando era pequeña, recuerdo el tocar, el oler y el hablar, en esa dimensión paralela en la que a veces aparezco y de la que no quisiera irme.
No es que alli me quisiera quedar para siempre, pero es la falta de respuestas, o esa conversación pendiente, o pedir que no me lleve allí jamas ...
El ser humano es complicado, aunque más complicada es su mente...
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