Todos nos hacemos una primera idea de algo, de ese lugar que vamos por primera vez, de la clase de la Universidad, del ambiente de trabajo, de la dependienta de la esquina, de ese chico amigo de mi amiga, y podría seguir enumerando cosas.
Y seguramente esa idea inicial que formamos en nuestra cabeza, en unas ocasiones es muy acertada y otras totalmente errónea. Todo puede ocurrir.
En mi caso, supongo como en de poca gente, ocurre que esa primera impresión suele ser de lo más certera. Y diréis... nunca te equivocas.
Pues no, me equívoco Y mucho. Mi fallo no está en esa primera impresión que mi intuición también me forma en la mente, mi error es no hacerle caso.
Esa intuición me da todas las pistas y hace saltar las alarmas, pero mi consciente se niega a pensar que tenga razón, y busca mil y una maneras de demostrar que está equivocada.
Debo reconocer, que algún tiempo logró demostrarle a la intuición que no ha acertado, pero todo se coloca y aquella primera impresión concuerda con la final.
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