Disimulo el torbellino interior con una sonrisa puesta en mi rostro, desde buena mañana.
No me gustan estas fechas, y si eso se añade los pensamientos alborotados de un ser que se encuentra en un laberinto, todo es un vais de sentimientos extraños.
Me gustaría poder levantarme y sentir el suelo frio bajo mis pies, y disfrutar la sensación de caminar descalza. Y en lugar de eso, me encojo cómo un caracol ante la mínima amenaza.
Libro batallas interiores que no tienen ganador, deja más vencidos y lisiados, que vencedores rodeados de laurel.
Son épocas complicadas, no durarán eternamente, pues todo pasa y todo se calma, mientras tanto, camino hacia un destino incierto.
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